CORAZÓN, HÍGADO Y RIÑÓN
Por Andrés Pascual Del desterrado, del mafioso, del intransigente, del que tiene por líderes a elementos de la verticalidad y la clas...
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Por
Andrés Pascual
Del
desterrado, del mafioso, del intransigente, del que tiene por
líderes a elementos de la verticalidad y la clase de Luis Posada
Carriles o de Arocena, por nombrar dos.
Hay
que “darle al casette pa’trá” y conectar con la canción del
surco 1, 2, 3, 4…hasta el 11 ½, que simbolizan años pasados,
entre 20-49, desde que un familiar “integrado” en Cuba decía,
para que lo oyera quien quisiera que, la mejor noticia que le podían
dar después de almorzar, era que “una rastra le hubiera pasado por
encima a su padre, a su madre, o a su hermano…en Miami”; porque,
él/ella eran comunistas que no querían saber nada de la gusanera.
Yo escuché estas barbaridades cobardes y otras por el estilo.
Y
entraron al glorioso CDR y fueron presidentes, jefes de vigilancia…
y chivatearon y se extremaron tanto que los comunistas de siempre se
extrañaron y comentaron desfavorablemente de ellos, no por lo que
decían, si no por demorarse tanto para hacerlo; por eso mismo, por
“incorporación tardía”, les demoraron la entrega de “la llave
que abría cualquier cerradura”: la militancia en el Partido de
Fidel; en otros casos, nunca recibieron el carné, pero igual
siguieron “integrados”. Para algunos, hasta hoy, el Mariel, las
balsas, la compra de causas de ex presos políticos…contribuyeron a
aliviarles las penas del alma, si acaso han tenido.
Entregaron
los hijos para que se los adoctrinaran, entregaron el alma y
destruyeron con esa actitud a la República, que la tiranía no podía
sin la contribución del miliciano “con parientes en el Norte”.
Un
día al Zar chulo se le ocurrió que los siervos voluntarios del
feudo prostituido podían comunicarse con sus familiares; entonces le
escribió al hermano a Miami o llamó al padre e intentó
justificarse primero, para pedir después. Pero el mafioso de aquí,
el hijo de puta de aquí no necesitaba perdonar, porque nunca lo
había alejado de su corazón ni lo había sacado de sus oraciones.
Eso hizo el patriota, que, en lo personal, siempre lo justificaba con
¿Qué va a hacer el pobre, está allá…? Sentimiento que también
justificaba la ambivalencia conocida como doble moral. Y fue a verlo
“cargado” de vituallas y de dinero para comprarle “un frío”
y un televisor en colores y volvió…y sacó al nieto, al sobrino,
que lo han cagado soberanamente en la historia moderna de la tragedia
cubana.
La
descendencia de aquellos, con semejante ejemplo (de ambos, de la
tiranía y de los progenitores), no podía sino “nacer torcida…”
como el árbol del cuento que “nunca podrá enderezar su tronco”.
Hoy
el descaro, la falta de principios, de auto-estima no tiene límites
en la población cubana nacida bajo el régimen; lo peor, es noticia
negariva, incluso crónica roja, en primera con fotografía y
despliegue internacional.
Una
buena parte de la disidencia ghandista, protegida por el “exilio
histórico” desde que comenzó hace más de 20 años, tiene el
atrevimiento de cuestionar a algunos exiliados de peso en la lucha
contra Castro, mediante actitudes inaceptables por lo chantajistas,
alimentadas desde aquí por algunos que “se abochornan y se
acorralan”, al creer el cuento de “están jugándosela allá
dentro”, cuya finalidad es someter, influir y decidir con formas y
manuales de un tipo de lucha fantasma que en nada los comprometa con
la seriedad con que toma la tiranía al enemigo, tan abierta la falta
de respeto que están haciendo graves daños a la defensa,
conocimiento y sostén de la memoria histórica; a fin de cuentas, la
disidencia es propiedad de la dictadura, hecha, alimentada y
promovida por el Dpto de Contrainteligencia del MININT.
Por
eso el discurso cambió al plano inquisidor por parte de quienes
tienen incluso el descaro de obviar la actitud de sus padres, tíos,
hermanos…que, de ser mantenidos por la comunidad ayer; los de hoy,
muchos en la disidencia o influidos por estos, acusan al “exilio
contuberniado” que pugilatea grants, de “vivir a cuenta de
ellos”.
En
lo personal, cada vez que alguien me pregunta qué pienso de esa
gente, mi respuesta es “no creo en ninguno”, a fin de cuentas, ni
sé quiénes son realmente ni cómo van a reaccionar ante estímulos
que definan la capacidad moral y patriótica obligada; pero, cuando
lo hacen, es de la peor forma posible de acuerdo a mis principios.
¿Qué
haría con este elemento para terminar el “vivío” del dinero y
las acusaciones insolentes y faltas de respeto? No les mandaría un
solo quilo ni para ellos ni para los familiares (a fin de cuentas,
ambas van al mismo lugar que las criticadas como humanitarias), que
la lucha por la libertad de Cuba exige el más absoluto desinterés,
para ver cuántos se quedaban “recibiendo un par de palos por el
lomo, detenidos por dos horas en la polícía, asimilando un mitín,
pero, al 3er día, viajando pa'cá, al nuevo banquete o a hacer la
compra de la quincena o el ajuar de la hija, sobrina o nieta que
case, incluso que cumpla 15 años, también a ver cuántos van a
“ponerse con el baro de su bolsillo” para mantener semejante
ejército infecundo...