¿DE QUÉ NACIONALISMO ESTAMOS HABLANDO?
Por Alexis Jardines Chacón. He venido observado el uso creciente del término nacionalismo y su tendenciosa rehabilitación con propósitos ide...
Por Alexis Jardines Chacón.
He venido observado el uso creciente del término nacionalismo y su tendenciosa rehabilitación con propósitos ideológicos y partidistas por parte de los voceros liberales de la izquierda globalista.
El nacionalismo fue algo positivo para salir de las monarquías y tuvo su momento negativo y, con él, su ocaso en los sistemas totalitarios, ligados todos al socialismo en sus diferentes interpretaciones.
Descontextualizar el nacionalismo y traerlo al bien entrado siglo XXI con el propósito de dañar al presidente Trump es un acto deleznable de deshonestidad intelectual. No se puede explicar el descrédito y derrumbe de la postmodernidad y la mundialización a ella asociada con el supuesto auge del nacionalismo, algo ya carente de contexto cultural, económico, social y político.
Lo que hoy está en juego son los valores de la civilización occidental y, con ellos, las naciones ante el empuje de una agenda político-ideológica que no tiene, tras el vano concepto de nuevo orden mundial, con qué sustituir ni a los unos ni a las otras. No se confunda naciones con nacionalismo. Y si se hace, téngase al menos la decencia de reconocer que el problema del mundo contemporáneo -USA y Trump ante todo, incluidos- es cómo protegerse de una promiscuidad y homogeneización forzosas.
Antes de ser arrastrados a una aldea global la preservación de lo autóctono, la cultura, religión y valores propios no nos hace nacionalistas. Compartirla, como hacemos, con los emigrantes legales mucho menos.
Admitir la ilegalidad, la eliminación de las fronteras, el caos y la destrucción nos hace imbéciles y cobardes. Y el antinacionalismo tardío de los intelectuales cubanos los hace unos tremendos oportunistas.
Ningún grupo de poder, por influyente que sea, puede levantar fronteras y hacer que la cultura y la historia giren en torno a sus ideas y creencias. Eso ya lo conocemos por el marxismo y sus resultados fueron nefastos.