RUMBO AL MATADERO
Por Andrés Pascual ¿Patriótico? NOPE, el único calificativo del discurso de la republicana Jenny Horne (foto), ante su Congreso Es...
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Por Andrés Pascual
¿Patriótico? NOPE, el
único calificativo del discurso de la republicana Jenny Horne
(foto), ante su Congreso Estatal a favor de la aprobación del
decreto antiamericano “que la bandera confederada no esté más en
terrrenos y locales federales de Carolina del Sur”, es cobarde y
entreguista: “se debió hacer mucho tiempo atrás”, reafirmó
entre lágrimas tan raras como sospechosas.
“DÍA GRANDE”, rezaba
un cartel enarbolado por un negro, pero ¿Que clase de grandeza? A
fin de cuentas, el peor día en la historia de los Estados Unidos fue
aquel Noviembre negro de 2008, en que los comunistas y los
interesados le abrieron la puerta al demonio. Se van a acordar.
Todavía no se ha visto nada del desastre, todo está por venir.
La tragedia americana
moderna es sino consecuencia de lo que nadie puede calificar de
error, por lo alevosamente premeditada de su facturación, porque la
evidencia del manejo en la trastienda oportunista del enemigo de la
libertad y la soberanía, es, nadie lo dude, un crimen de magnitud
incalculable que no solo afectará al país.
“YO SOY UNA
DESCENDIENTE DE JEFFERSON DAVIS”, gritó desafiante la legisladora
sureña entre lágrimas y sollozos.
Nadie imaginó que, quien
debió comportarse como una representante activa del legado
histórico, estaría en sitial tan bajo moralmente más de 200 años
después de redactada la Carta Magna, reclamando atención favorable
al magnicidio, que lo es, visto como uno de los intereses que han
identificado lo que fue el símbolo del éxito del individuo en su
lucha por la soberanía y la libertad ¡NUNCA!
¡Qué asco de gente!
Pero se van a acordar, se van a arrepentir, cuando no tengan la
mínima posibilidad de reclamarle al monstruo que devora el
sentimiento por el que tanto el pueblo de Washington, de Lincoln, de
Jefferson, de Payne, de Davis (pariente de la Horne), cuya imagen
será removida de un billete para poner la cara, quizás, de alguna
mujer que represente la catástrofe, luchó.
Entonces no tendrán
valor las peticiones afeminadas entre sollozos y lamentos, porque no
puede traficarse la virginidad de la Dama protectora sin pagar el
precio del escarnio, nadie tiene el derecho de mancillar el deber
supremo.
“WE THE PEOPLE”, por
la invasión del país debida a peligrosas grietas abiertas en su
defensa, a efectos de sentimentalismos trasnochados, explotados muy
bien por la horda con base en el complejo de culpa que comenzó por
la autoimposición y continúa como leit-motiv de una trama urdida
tenebrosamente por una parte interesante de un pueblo que no pudo ni
supo responder al acecho y la agresión desde que comenzó, hoy es
una mera frase que suena hueca.
Ni si hubieran utilizado
el acto vandálico a favor del partido republicano, que pudieron en
esencia, porque el Norte y Lincoln no fueron racistas sureños del
partido que creó el KKK, sino republicanos abolicionistas, fuera
aceptable.
Hay que meditar, hay que
analizar que el Norte victorioso en la Guerra de Secesión NO estuvo
bajo la tutela demócrata, hay que entender por qué razón la Media
comunista del partido de los Kennedys ¡JAMÁS! Hace referencia a la
afiliciación partidista de Lincoln.
Y la politiquería
perdedora de Carolina del Sur, encabezada por una gobernadora
republicana y con el apoyo fulminante que fueron las exigencias
histericas de la Horne, logró el gesto concesivo al enemigo de la
patria de remover la bandera confederada de sitios federales, como el
Capitolio del Estado, con guarismos de 90-24.
La enfermedad de esta
población, de la parte mala que empeora la mezcla inmisericorde a
propósito, está de plácemes ante la avalancha de decretos e
imposiciones “oficiales” antiamericanos del birracial.
Si más argumentos,
hágase la pregunta siguiente ¿Por qué necesitaron el aesinato de 9
infelices en una Iglesia, específicamente de raza negra, para
prohibir la bandera de la discordia? ¿Cómo fue posible que
estuviera durante tanto tiempo allí y nunca se escuchara un coro ni
de 4 voces para quitarla?
El llamado bill es
antiamericano y cobarde por los 4 costados: por la parte demócrata,
el espaldarazo a los negros del país, que los consideran la
salvación y es verdad, porque los mantienen sin producir ni hacer
nada útil por lo que no consideran su patria, a través del abuso
del welfare y lo que se va convirtiendo en la patente de corso que
les permita delinquir sin mayores problemas.
Por la parte republicana,
porque, para remontar diferencias “electoreras”, no tienen un
mínimo de decencia cuidadosa en buscar originalidades que enfrenten
la decadencia fabricada, por lo que se han convertido en una copia de
mala calidad de los comunistas en el poder.
Sabe qué, si su análisis
de la situación creada bajo confrontación con finalidad
divisionista por la bandera confederada, más el chapapote sobre el
nombre de avenidas nombradas General Lee es justo, es cívico, tiene
que concluir que el asesinato de 9 afro-americanos en una iglesia de
Carolina del Sur lo permitieron, como lee: LO PERMITIERON.
De acuerdo a esta
abominable acción y a otras similares, que persiguen fines que
oscilan entre desarmar al individuo hasta imponer, paso a paso, al
negro como fuerza ejecutivo-legislativa manejados por blancos tan
reaccionarios como poderosos, hay admitir con urgencias que estamos
ante un enemigo doméstico capaz de todo por asentar vicios en el
lugar de valores.
Que nadie lo dude, hay
que encasillar a los demócratas de la hora actual, apoyados por la
pusilanimidad concesiva republicana, como gente capaces de hacer
cualquier cosa que destruya al país y eso, más que una figura
idiomática, es el más grande peligro que haya acechado a EUA nunca.
Estamos a pasos del esclavismo que algunos llaman NUEVO ORDEN
MUNDIAL...o sea, del Armagedón.
Este tío le está haciendo a los USA tanto daño como Zapatero le hizo a España... con la diferencia que allí todavía se lo pueden poner difícil... Lo siguiente será ir a por los símbolos nacionales, como en España... y después llegarán los nacionalismos, localismos y separatismos... tiempo al tiempo.
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