Aunque cambien definición EE.UU ha entrado en recesión desde hace 6 meses.

Por Redacción Disidente Digital. EDITORIAL. 

La administración Biden y su Prensa propagandística han tratado de minimizar el hecho de qué EE.UU. ya ha entrado en recesión económica tratando de cambiar la definición o mintiendo que "técnicamente puede ser" pero en la práctica aún estamos con posibilidad de impedirlo. 

Es falso. Las estadísticas son exactas y demuestran que desde hace  6 meses el Producto Interno Bruto ha venido contrayéndose hasta caer a casi un punto porcentual negativo hace solo horas. 

Biden y su equipo pueden decir lo que quieran pero es  la realidad económica norteamericana  la que está diciendo la última palabra. Una inflación jamás vista en 50 años cercana al 10 %, el aumento de las tasas de interes para intentar frenarla y una absurda y descabellada política energético ambiental en plena crisis global de energía, están llevando al país hacia un abismo del cual puede que no haya retorno al menos, en largo plazo. 

La administración demócrata es la única culpable no solo de la política doméstica sino de empujar a Europa a un paquete de sanciones económicas a Rusia por su guerra con Ucrania que, lo único que ha logrado, es que tanto el dólar como el euro estén en caída libre, casi en paridad. Está devaluación de las monedas rectoras del comercio global están ahora más débiles que nunca dando paso a un sistema financiero que pondrá a China a la cabeza sin que aún quede claro en qué lugar se ubicará EE.UU. 

Tanto Biden como su administración y prensa asumen que el pueblo americano es estúpido. La realidad está ya ante nuestras narices desde que ponemos gasolina hasta frente a los estantes de los mercados. Pagar por bienes y servicios básicos es  un problema severo  y una buena parte de los americanos está viviendo de las tarjetas de crédito sin saber cómo podrán pagarlas a fin de año.

Se nos dibuja el peor de los panoramas. 

Los altos índices de inflación están provocando una reducción de la demanda y por tanto las empresas y compañías comienzan a disminuir sus ritmos productivos de bienes y servicios. 

Para compensarlo se ven obligados a reducir personal y gastos y con ello aumentan los desempleados que demandarán subsidios del gobierno creando un círculo vicioso difícil de romper porque este panorama aleja inversiones, inyecciones de capital y desarrollo económico .

 

La única manera que pudiera frenar lo que se nos viene encima es que está administración comience a reducir gasto público en planes y programas populistas inservibles. Pero no lo harán al menos por dos años consecutivos más. 

Así que lo único racional que se puede hacer es dirigir la atención a la economía personal doméstica reduciendo gastos innecesarios al máximo y tratando de ahorrar  cada dólar que se pueda. 

Cuando en las elecciones del 2020 vimos que Biden, sin ninguna probabilidad real llegaba a la Casa Blanca, sabíamos que esto sucedería. Y para quien no lo quiera ver es mejor que despierte porque esa pesadilla se cumplió y y estamos viviendo en ella.