Quieren crear otra Pandemia con la Viruela del Mono, pero la enfermedad afecta mayormente a la comunidad homosexual.

 Redacción Disidente Digital.

Que no te engañen, el 98 por ciento de los contagiados por la viruela del mono son homosexuales y este es el principal problema que encuentra el relato de la Organización Mundial de la Salud OMS para volver a declarar una Pandemia como la del COVID 19 y proceder al mismo estado de terror sanitario con el que lograron encerrar a la población global.

La viruela del mono aparentemente surgió de la nada para infectar grandes extensiones del mundo y los expertos dicen que la cantidad de casos está muy subestimada y la OMS acaba de declarar la enfermedad como una emergencia sanitaria mundial. Sin embargo, dentro de estos comunicados hay un punto que no puede sostenerse…. La probabilidad de contagio es altísima a menos que seas gay.

La viruela del mono ha golpeado a Estados Unidos particularmente fuerte. La mayor cantidad de casos registrados el mundo está localizado actualmente en la ciudad de Nueva York. 

Querer disfrazar a la Viruela del Mono como pandemia no será tan fácil porque las vías de contagio no son masivas y hasta ahora solo se reducen a grupos especificos.   Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine (léalo aqui) informó que el 98% de los infectados en todo el mundo eran hombres homosexuales o bisexuales que tenían relaciones sexuales con otros hombres.  Estos datos indican que un grupo social minoritario tiene mayor probabilidad de infectarse que otros.

El jefe de la Organización Mundial de la Salud,  Tedros Adhanom Ghebreyesus  aunque está tratando de igualar la Viruela del mono con el COVID en un comunicado tuvo que dar su brazo a torcer cuando dijo: “Para los hombres que tienen sexo con hombres, esto incluye, por el momento, reducir el número de parejas sexuales, reconsiderar la posibilidad de tener relaciones sexuales con nuevas parejas e intercambiar detalles de contacto con cualquier nueva pareja para permitir el seguimiento si es necesario”, dijo el director de la Organización Mundial de la Salud. -dijo el general. 

En un mundo posterior a COVID-19, ese tipo de llamado a las personas para que cambien su comportamiento fracasa. Es inaceptable después de que los funcionarios de salud pública usaran al gobierno para obligar a las personas de todo el mundo a encerrarse, enmascararse y vacunarse en contra de su voluntad.

Este nuevo relato ya nos suena familiar porque mucho antes de la viruela del simio o del nuevo coronavirus, existía el SIDA.  La década de 1980 se vio un pánico masivo en torno a esta nueva y mortal enfermedad. Aunque el estadounidense promedio no tenía idea de quién podía contraer el virus del VIH que causa el SIDA, estaba claro para muchos expertos en salud que la enfermedad afectaba de manera desigual a los hombres homosexuales.

Así que, naturalmente, mintieron y dijeron que afectaba a todos.

 En un artículo de 1983, (véalo aquí) un Fauci más joven declaró que los niños y los adultos heterosexuales estaban en riesgo de contraer el SIDA, ya que existía “la posibilidad de que el contacto cercano de rutina, como dentro de un hogar familiar, pueda propagar la enfermedad”. 

En 1996, The Wall Street Journal informó sobre las consecuencias de la decisión de fingir que todo el mundo podía contraer el SIDA, para salvar los sentimientos de los hombres homosexuales.

 “El énfasis en el amplio alcance de la enfermedad prácticamente ha asegurado que los valiosos fondos no vayan a donde más se necesitan”, escribió el Journal hace casi 30 años. “Por ejemplo, aunque los homosexuales y los usuarios de drogas intravenosas ahora representan el 83 % de todos los casos de SIDA informados en los EE. UU., el presupuesto federal para la prevención del SIDA no incluye una asignación específica para programas para hombres homosexuales y bisexuales”.

 ¿Suena familiar esto, ahora que la OMS esta dándonos la idea de que la Viruela del Mono afecta a todos por igual?  Es hora de dejar de andarnos por las ramas cuando se trata de salud pública. Las ramificaciones nefastas surgen cuando la política se filtra en el cuidado de la salud. 

¿Cuántas miles de vidas podrían haberse visto afectadas si el Dr. Fauci no hubiera inyectado su propia política personal en el debate de COVID-19? ¿Cuántas empresas podrían haberse salvado de la ruina si hubieran podido permanecer abiertas? ¿Cuántas familias podrían haber despedido a sus seres queridos o haber asistido a hitos personales como el nacimiento de los hijos?  La cantidad de vidas afectadas por la politización y la aplicación selectiva de las políticas pandémicas se acumula rápidamente. 

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y la Organización Mundial de la Salud pueden pensar que están siendo amables al ignorar al gran elefante gay en la habitación. Pero su comportamiento está empeorando las cosas mucho más de lo necesario.  Uno pensaría que después de dos años y la caída en picado de la confianza en los organismos mundiales de salud, sería necesario hacer un pequeño examen de conciencia. Pero aparentemente no.

 Si los funcionarios de salud pública no lo dicen, entonces deberíamos hacerlo nosotros. 

 La viruela del mono representa la mayor amenaza para los hombres homosexuales. Ignorar ese hecho es precisamente irrespetar la vida de ese grupo social evidenciando la gran hipocresia de los democratas de EE. UU.  y de la izquierda mundial que nos venden la ideaologia de género y la agenda LGTB.