La decadencia estadounidense es un hecho y nosotros lo estamos permitiendo

Por Carlos Carballido La realidad entorno a lo que significa el concepto de Estados Unidos de América, al menos como lo vieron sus padres ...

Por Carlos Carballido


La realidad entorno a lo que significa el concepto de Estados Unidos de América, al menos como lo vieron sus padres fundadores ha cambiado para mal y no es bueno que el amor hacia el país que nos enseñó a vivir en libertad nos ciegue tanto como para mirar hacia otro lado y no ver que ese ideal está a punto de irse por el retrete.

Los estadounidenses estamos viviendo una crisis social y moral que al parecer NO podemos entender porque tanto las redes sociales, la prensa convencional y las agendas políticas se han encargado de silenciar nuestro pensamiento crítico, sencillamente porque de hacer lo contrario podemos desde recibir un aluvión de ofensas hasta ser cancelados en el mundo virtual al que le damos demasiada importancia.

La cultura Woke

 La sociedad estadounidense se ha confundido y ha perdido su identidad, si es que alguna vez la tuvo. La cultura Woke se ha encargado de hacernos creer que EE.UU. es una nación sin identidad y sin historia, y la poca que le queda es sencillamente injusta, racista y llamada a ser cancelada. Grupos sociales que siguen siendo mayoría, como los blancos (62 por ciento de la nación) se han tornado en minorías mediáticas que deben avergonzarse de su raza, religión o valores morales.

Latinos y Negros, las minorías estadísticas, son hoy las mayorías que subyugan a esa  mayoría estadística y aunque comparten valores comunes como la familia y el amor a Dios, se han dejado manipular por la cultura woke hasta convertirlos en resentidos sociales que prefieren llamarse explotados sociales y no americanos o seres humanos a los que le asiste los mismos derechos jurídicos y constitucionales que en vez de defenderlos y exigirlos, los reclaman como un derecho que mas parece una segregación racial que otra cosa. Sin proponérselo, esas supuestas víctimas reclaman supuestos derechos usando el mismo criterio hitleriano de la superioridad de razas a las que le llegó la hora de subir al estrado político y social.

Este wokismo ha calado tan fuerte en las nuevas generaciones que ha sido demasiado fácil hacerles que renuncien a los valores y tradiciones que nos distinguieron como civilización. Todo ser humano nace en una familia que, al ser una sociedad con una estructura de gobierno, es una entidad política. Entonces nada mejor que destruir esas bases incentivando desde las leyes hasta las instituciones educativas, y con nuestros impuestos, la destrucción de esa familia y sus valores como el matrimonio entre hombres y mujeres y su derecho a la procreación. Se les ensena a nuestros niños y jóvenes que esta institución es heteropatriarcal abusadora, que el aborto es mejor que parir y que la figura del hombre es mas bien abusiva y no como líder de la manada que es la familia para hacer hombres y mujeres preparados para la vida.

La ineficacia del Ejercito Americano ya no es un secreto sino una realidad amarga

  Tal como se plantea actualmente, las fuerzas armadas estadounidenses corren un riesgo creciente de no poder cumplir con las exigencias de defender los intereses nacionales vitales de Estados Unidos. La más reciente derrota con la estampida de Afganistán por órdenes del nefasto Joe Biden, demostró una sumisión política sin precedente del brazo armado estadounidense. La fortaleza de cualquier nación es su Ejército y su capacidad de defensa y su aguerrida disposición a defender los intereses nacionales. La huida de Afganistán solo ha demostrado que el brazo armado de EE UU es no solo un desastre sino una fuerza totalmente desmoralizada.

 Y no lo digo yo. Lo dice un reporte de la Fundación conservadora Heritage (leer aquí) .  Actualmente el Army está clasificado como débil en relación con la fuerza necesaria para defender los intereses nacionales en un escenario global frente a los desafíos reales del mundo tal como es y no como nos gustaría que fuera. Esta es la consecuencia lógica de años de uso sostenido, financiación insuficiente, prioridades mal definidas, políticas de seguridad cambiantes, disciplina extremadamente pobre en la ejecución del programa y una profunda falta de seriedad en todo el establecimiento de seguridad nacional, incluso cuando han aumentado las amenazas a los intereses estadounidenses. Súmele a eso las políticas de ideología de género, inclusividad y toda la basura que impulsan las administraciones demócratas par debilitar el servicio militar del país.

Recientemente varios hechos han demostrado aun mas esa debilidad en la que ha caído el Ejercito. Desde los globos chinos volando libremente por territorio nacional, la demora en tomar acciones militares como queriendo no molestar a gigante asiático y la liberación de informaciones sobre extraterrestres sobrevolando el territorio nacional para desviar la atención de la opinión publica que ha inundado las redes sociales con videos y fotos de objetos volantes sobre los cielos, nos hace pensar que hay una política de tolerancia muy peligrosa a la hora de que otros países violen flagrantemente el espacio aéreo estadounidense. Estados Unidos es hoy por hoy un ejército poderoso, pero países como China y Rusia ya están muy pegados a su nivel, sobre todo Beijín que ya posee una fuerza naval superior la nuestra.

Aunque literalmente nuestro ejército no está frontalmente en la guerra de Rusia y Ucrania, esa confrontación en el este de Europa está trayendo nefastas consecuencias para las filas. Hace poco el secretario de Marina de EE. UU., Carlos Del Toro, advirtió que EE. UU. pronto podría tener dificultades para armar tanto a la Marina como a Ucrania, en una rara admisión por parte de un funcionario de la administración Biden de los riesgos de enviar miles de millones en asistencia militar estadounidense a Ucrania. Del Toro dijo que, si esa guerra se prolonga por un año más, los suministros y el arsenal de EE UU se vería seriamente debilitado y comprometido. Hasta la fecha se han dejado de recibir 19 mil millones de dólares para el ejército sencillamente porque se ha decidido enviarlos a Ucrania.

Según algunas estimaciones, Ucrania dispara de seis a siete mil proyectiles de artillería de 155 mm todos los días. A ese ritmo, podrían gastar la totalidad de las reservas británicas de proyectiles de 155 mm estándar de la OTAN en solo ocho días. Las municiones para el HIMARS (sistema de cohetes de artillería de alta movilidad) de EE. UU. y otras municiones también se están gastando a un ritmo tremendo.

La debilidad americana en su infraestructura y ante China es una realidad incómoda

 La Guerra de Ucrania nos ha llevado a otro punto peligroso: Rusia ya ha amenazado con no respetar los acuerdos nucleares y lanzar un ataque de ese tipo si se insiste en seguir interfiriendo en ese conflicto bilateral. Biden igualmente ha estado obcecado en extender este conflicto prometiéndole a Taiwán una guerra con China, otro país con poderío nuclear.

Pero un ataque de ese tipo, aunque sea lejos provocará serias dificultades a EE UU porque colapsaría toda la red eléctrica de la cual depende la economía nacional. La Red Eléctrica Nacional no está protegida contra los llamados EMP o pulsos electromagnéticos, que no es otra cosa que las ráfagas electromagnéticas que pueden desprenderse de una detonación nuclear.

 


El renombrado autor e historiador militar William Forstchen ha estado advirtiendo que la explosión de un EMP devastaría a los EE. UU. “Somos muy vulnerables a este tipo de ataque”, advirtió Forstchen. “El aumento de las tensiones con China es algo muy preocupante. No sería necesariamente China quien lo haría, pero si tres de estos fueran lanzados sobre los Estados Unidos por un misil balístico y detonados a 200 millas sobre la atmósfera de la Tierra, provocarían un cortocircuito en toda nuestra red eléctrica y nos desconectarían. Según estudios del Congreso, más del 90% de todos los estadounidenses morirían en un año. Es una amenaza muy real y grave. Toda nuestra infraestructura es anticuada. Debemos modernizarlo”. Pero he aquí el punto, ninguna administración ha querido hacerlo cediendo a presiones y cabildeos políticos.

Un apagón eléctrico en suelo estadounidense seria cuestión de horas para que la nación desaparezca por un caos social y económico, pero esto parece no preocuparle a la administración Biden.

¿Cómo revertir esto y devolverle el poderío a América?

 Con voluntad política y sacando a los demócratas liberales de la Casa Blanca. Pero, tanto en la elección presidencial del 2020 como las elecciones recientes del medio término ya vimos que las dificultades e irregularidades del fraude que se presentado NO se han corregido ni existe voluntad política, institucional ni jurídica para hacerlo. El pueblo americano tiene miedo de manifestarse porque se han dejado intimidar por el rejuego sucedido el 6 de enero. Un show que extendió el miedo de defender la constitución y de hacer uso de la primera y senda enmiendas. Así que Estados Unidos ya eligió quien nos gobernará en el 2025.

 

 

 

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