Endorso de Trump a Esteban Bovo para alcalde de Hialeah es una aberración política

 P or   Carlos Carballido. Cuando el congresista cubanoamericano por el estado de la Florida, Mario Díaz-Balart anunció que había sido recib...

 Por Carlos Carballido.



Cuando el congresista cubanoamericano por el estado de la Florida, Mario Díaz-Balart anunció que había sido recibido por el expresidente Donald Trump, sabíamos que detrás del protocolo habría algún tipo de jugarreta política.

Finalmente nuestras sospechas fueron ciertas cuando horas después se anuncia a bombo y platillo que Trump había endorsado al también cubanoamericano Esteban Bovo para alcalde de la ciudad de Hialeah. Parece que el exmandatario no conoce del todo al endorsado. Mucho menos que fue uno de los primeros Republicanos (solamente en nombre), que reconoció a Biden como presidente, sin cuestionar siquiera las bárbaras irregularidades durante las elecciones.

Es muy posible que Trump no tiene total conocimiento de quién es Bovo, sobre quien pende dos escándalos, uno de aceptación de dinero extranjero para su campaña y otro sobre una investigación de fraude por boletas ausentes en la que su nombre salió en las pesquisas. En cambio, el expresidente sabe muy bien el nivel de raterismo desleal del Congresista Mario Diaz-Balart quién durante su presidencia se dio gusto votando al lado de los Demócratas y perjudicando la agenda trumpista de America First.

El endorso de Trump es una aberración política de la cual es él -y solo él- el responsable porque para alguien de su experiencia, pactar con un enemigo en tinieblas como ha demostrado ser Mario, es inaceptable. Nada bueno ha venido de las propuestas de los Diaz-Balart que han llevado a Trump a desaciertos y ridículos. Ni el endorso a la congresista María Elvira Salazar, ni la entrevista conseguida a Otaola ni el acercamiento a la autopretendida líder del exilio, Rosa María Payá, a quien sentaron al presidente para tratar el tema de Cuba. Nada de esas iniciativas aconsejadas por el klan político floridano ha tenido provecho alguno. Más bien han sido pasos en falso para alejar cada vez más la posibilidad de acciones contundentes contra la tiranía cubana.

Esteban Bovo es un animal político que lleva años en esos vaivenes. Salta de puestos federales, estatales y condales como cambiar de calzoncillos. Sabe que en una elección los endorsos son vitales. Si son de un expresidente y un gobernador estatal muchísimo más. Trump y DeSantis son ahora sus mejores cartas Entonces, como vemos según los hechos, los gánsters del Partido Republicano (RINOs) de Florida no perdieron ni un minuto para echar a andar una maquinaria obscena de politiquería para afectar a candidatos contrarios entre los cuales se encuentra Fernando Godo. Tanto así es que condicionaron un debate de candidatos a la alcaldía de Hialeah en Telemundo y no invitaron a Godo cuya intensión de voto es bastante buena siendo como es un outsider, argumentando que para participar debía tener en su cuenta la friolera de 50 mil dólares.

Los defensores de esta jugarreta política afirman que Bovo apoyó a Trump durante 4 veces en la contienda por la alcaldía de Miami. Sí. Es cierto. Pero cuando hizo falta una quinta vez para cerrar filas contra los Demócratas y denunciar el casi demostrado fraude electoral que llevó a la derrota a Trump, Esteban Bovo optó por la misma postura sumisa y traidora de los Díaz Balart, Marco Rubio y María Elvira Salazar: felicitar a Biden por su «victoria». El candidato Godo, en cambio, siempre ha mantenido una postura firme y sólida no solo apoyando a Trump durante y después de su mandato sino que dedicó horas de su tiempo para demostrar -desde el punto de vista constitucional e histórico- por qué la elección del pasado año fue un evento amañado. Trump parece que no tiene conocimiento de quien es Fernando Godo pero lo que si sabe es que cualquier propuesta de Mario y sus compinches políticos es cuando menos un embarque. Entonces ¿por qué sigue cometiendo esas pifias que tanto desmoralizan a los patriotas del sur de La Florida?

La historia se encargará de valorar a Trump como un presidente que en los minutos finales de su mandato desaprovechó las oportunidades que le darían la victoria final contra el globalismo de la izquierda. Como expresidente , el endorso a Esteban Bovo, menospreciando a contrincantes outsiders como él mismo lo fue y que hasta hoy siguen apoyándolo como lo hace Fernando Godo, es sencillamente una decepción para quienes lo hemos seguido contra viento y marea no ahora sino cuando nadie lo daba como ganador del 2016.

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