Davos, Congresista Maria Elvira y su orgásmica bienvenida al Globalismo.

Por José "Pepe" Centella.

Port Saint Lucie. Los que peinamos canas en Florida sabemos que nada existe más parecido a un camaleón que la congresista cubanoamericana María Elvira Salazar. 

Sabemos de cómo luchó para ser corresponsal en La Habana castrista, de cómo se codeó con ilustres dirigentes del castrismo sin  jamás ocultar su entusiasmo erótico cuando tuvo al tirano Castro en frente para llamarle cariñosamente : Mi Comandante.

Ahora, tras un año 2022 de varios periodicazos por sus trucos electorales, endorsos y el enojo de la base republicana por haber votado casi codo a codo con el Partido Demócrata ( sin mencionar su matrimonio con un integrante de una familia que abiertamente negocian con la dictadura que ella dice combatir) llega ni más ni menos como panelista del  Foro de Dávos, esa entidad económica y política que dirige la política globalista que gana terreno en la mayoría de los gobiernos del mundo. 

Más allá de cuestionar que  una congresista que se declara miembro de la Iglesia de Cristo, siente un placer casi orgásmico por participar en un foro que odia y ataca  a la misma religión que ella dice practicar, deberíamos mejor leer entre líneas la intervención que ha tenido en esa reunión global que preside el izquierdista declarado Klaus Schwap.

Maria Elvira ha dejado claro que sigue el patrón de los políticos demócratas y republicanos RINO que han secuestrado las instituciones estadounidenses y que insisten en desangrar al contribuyente norteamericano sufragando la guerra de Ucrania sin fiscalizar a dónde va cada dólar enviado. La seguiremos apoyando, dijo. 

 Ella sigue el mismo relato que la prensa global pregona sin ningún cuestionamiento. 

La congresista ha disparado un discursito con el mismo mantra de que ella representa a inmigrantes ilegales en USA, olvidando que ninguno de ellos tiene oportunidad de votar a su favor, despreciando por omisión a todos aquellos que en su distrito aún creen en la democracia representativa. 

En algo la congresista no ha cambiado y es en la ambivalencia comunicativa para poner la cuña de que es hora de controlar la inmigración pero a partir de una "salida humana" que no es otra cosa que una amnistía para premiar a todos los que rompen la ley y afectando a varios cientos de Miles que aún esperan legalmente ajustar su estatus migratorio dentro y fuera del país. 

Los años han pasado por Maria Elvira. Sabe que el cuento del anticastrismo como cantaleta ( y que la llevó a la palestra pública) está a punto de irse a la mierda.

 Su nariz, que según los chismes lo mismo aspira el suave aroma de las flores de Miami que el talco para niños, no se equivoca jamás de por dónde van los tiros. Y estos disparos  ahora se dirigen hacia un mundo global regido por la inmigración descontrolada, la desaparición de los valores Morales, éticos y culturales de los pueblos, la ideología de género, el culto al aborto, el adoctrinamiento de nuestros niños  y la inclusión, elementos todos que no es otra cosa que un odio visceral de las élites por el ser humano que dicen que creó el mismo Dios que María Elvira pregona servir. 

¿A qué se va al Foro de Davos? Solo vean cuántos actuales presidentes globalistas han pasado por sus pasillos. Solo busquen quienes financian semejante organización que está acabando literalmente con los valores que nos han distinguido cómo humanidad. 

María Elvira  sabe y quiere ser parte de esa élite. Una élite de personas que nadie eligió ni ninguna democracia votó por ella pero que rigen los destinos actuales del mundo. 

Así que en lo sucesivo veremos su puesto vitalicio en el Congreso y además soportar las mil y una puñaladas que elle misma infligirá no solo a las bases morales que forjaron está nación sino a la Constitución que la hizo grande en libertad, propiedad y prosperidad. 

María Elvira sabe que tiene dos polos que la sostienen firmemente: El globalismo de Dávos por un lado y por otro esa caterva de intelectualoides pasados de moda, periodistas octogenarios, políticos del establishment y la peor parte, todo aquel imbécil que sigue votando por ella.