EL OBAMAGATE SOBRE TRUMP FUE REALMENTE PELIGROSO… PERO DE ESO NADIE QUIERE HABLAR

 Por Carlos Carballido

Las recientes acusaciones de la Directora Nacional de Inteligencia, Tulsi Gabbard, y la desclasificación del informe Durham no solo indican la profunda corrupción política del Partido Demócrata, sino la imprudencia de esa operación que implicó falsamente a una potencia global como lo es Rusia.

El odio a Trump es tan patológico que a los políticos y funcionarios de la administración Obama poco les importó el peligro al que expusieron a los estadounidenses en aquel momento.

Contrario a lo que la propaganda anti-Putin nos dice, Rusia no es un país al que se pueda antagonizar a la ligera, y menos aún fabricando pruebas de que su líder coludió con un candidato presidencial estadounidense.

Pero eso es precisamente lo que hicieron los aliados de Clinton, con la bendición tácita de Barack Obama.

Para comprender la imprudencia de esta operación, consideremos lo que Rusia aporta:

• Aproximadamente 5.580 ojivas nucleares: el mayor arsenal del planeta.

• Un arsenal de misiles hipersónicos que avanza rápidamente —incluidos el Avangard, el Kh-47M2 Kinzhal y el RS-28 Sarmat (nombre en código de la OTAN: Satan II)— diseñados para eludir las defensas antimisiles estadounidenses y atacar con una velocidad casi imparable.

• Una tríada nuclear totalmente modernizada, que comprende misiles balísticos intercontinentales, misiles balísticos lanzados desde submarinos y bombarderos estratégicos de largo alcance.

• Una fuerza de guerra cibernética que ya ha afectado a los aliados de la OTAN, a los sistemas financieros globales y a la infraestructura crítica.

Datos desclasificados en esta burda maniobra política de los demócratas indican que el Kremlin solo se limitó a observar. Rusia tenía los memorandos. Dado el momento y el contenido, es razonable suponer que tenían visibilidad en tiempo real o casi real del fraude que la clase política estadounidense estaba desatando, no solo contra sus ciudadanos, sino contra el mundo.

Así, mientras a los votantes estadounidenses se les decía que Donald Trump era un activo ruso, los verdaderos rusos observaban cómo funcionarios estadounidenses promovían conscientemente la desinformación sobre ellos.

Para cualquier escenario de lucha entre dos potencias, ver a un presidente estadounidense en funciones permitir que sus agencias se convirtieran en armas políticas contra Trump solo indica lo peor: debilidad moral e institucional suficiente como para perder un posible conflicto bélico.

Rusos y chinos sabían que esto era un bulo y que EE. UU. ya estaba relegado al tercer puesto de la hegemonía global, al que Obama aceleró su caída con la imposición de la ideología woke no solo en la sociedad, sino hasta en el propio ejército, cuya debilidad hoy es más que evidente tanto en lo tecnológico como en sus fuerzas combativas.

Las mismas instituciones encargadas de defender la libertad y salvaguardar la paz fueron requisadas con un solo propósito: el poder político puro, no en un hombre sino en un partido y una ideolología radicalmente opuesta a los valores morales y éticos de sociedades funcionales.

No fue el Kremlin el que desestabilizó la democracia estadounidense. Fueron los líderes políticos de Langley, Foggy Bottom, McLean y el número 1600 de la Avenida Pensilvania.

Inyectaron desinformación deliberada en el torrente sanguíneo político estadounidense y convirtieron la seguridad nacional en un arma doméstica. Y lo hicieron a sabiendas de que las consecuencias globales podrían ser catastróficas.

Pero eso NO importó. Era solo destruir a Trump a cualquier precio para continuar con la desquiciada agenda woke de Obama, sin importar las consecuencias para el pueblo americano.

No creo en políticos, pero si me dan a escoger un bando para desaparecerlos del mapa, sin dudas y sin que me tiemble la mano, lo haría con el Partido Demócrata en pleno. Porque todos son culpables y cómplices.

Ahora sentémonos a esperar por la justicia para esas ratas. Porque esa es la otra: lo enormemente pusilánime de los republicanos para tomar las necesarias acciones punitivas que tanto necesitamos para purgar a America de tanto raterismo político.

Fuentes:

-Informe Durham y origen de la operación contra Trump. DOJ

-Office of the Director of National Intelligence – Documentos desclasificados por John Ratcliffe (septiembre 2020)

-U.S. Department of Defense – Annual Report on Military Power