MÁS ALLÁ DE LOS POLOS IDEOLÓGICOS QUE INTOXICAN LA SOCIEDAD ACTUAL.
Manifiesto de un Conservador Crítico. Por Carlos Carballido Me han llamado libertario más de una vez por mi rechazo al Estado entrometido,...
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Manifiesto de un Conservador Crítico.
Me han llamado libertario más de una vez por mi rechazo al Estado entrometido, por mi defensa de la soberanía individual, por mi crítica constante al sistema, por mi escepticismo frente al poder y por mi desprecio hacia la maquinaria burocrática que vive de parasitar al ciudadano productivo.
Así que si…podría parecerlo, es cierto. Pero no lo soy.
No soy de izquierda ni de derecha en el sentido en que los partidos lo entienden. No milito ideologías cerradas ni rindo culto a siglas vacías.
Soy un observador armado con principios, no con consignas. Defiendo lo que merece ser defendido: la familia como célula moral de la sociedad, la virtud como brújula del alma, la lealtad como forma de resistencia, y la ley como expresión del orden natural.
Creo en la civilización occidental, no como una moda ni como un privilegio histórico, sino como un legado imperfecto que ha dado sentido, límites y aspiraciones a la condición humana.
No acepto que se la destruya en nombre de una utopía sin rostro ni raíces. Pero tampoco me someto a sus impostores: aquellos que visten el traje del conservadurismo mientras traicionan sus fundamentos por codicia o cálculo.
Rechazo la corrección política como instrumento de censura y manipulación emocional.
Desconfío de todo poder que no pueda ser explicado sin eufemismos. Y si el sistema miente, no me vuelvo un bárbaro: me vuelvo más lúcido. No me trago ni la narrativa del “progreso inevitable”, ni la caricatura de la “salvación digital”. Todo orden humano está sujeto a juicio.
No soy un antisistema, pero tampoco un siervo del sistema. Soy, si se quiere, un centinela del sentido.
Acepto el misterio, el dolor, la historia, la identidad, la verticalidad del espíritu, y la horizontalidad de las causas justas. Me interesa lo que perdura. Lo que trasciende. Lo que no puede ser comprado ni cancelado.
No soy libertario. Soy conservador crítico. Amo la libertad, pero no la pongo por encima de la verdad. Creo en la autonomía, pero solo cuando va acompañada de responsabilidad y virtud.
Quiero una sociedad libre, sí.
Pero libre para elegir el bien, no para institucionalizar el mal.
No creo que el mercado lo resuelva todo. No creo que la moral sea una opinión. No creo que el deber sea una carga.
Creo que el alma humana necesita algo más que derechos para florecer.
No busco convencer. Busco entender.
Y si hay que escribir —escribo.
Si hay que luchar —lucho.
Y si hay que callar, que sea para pensar mejor.