, Emily Dickinson (1830-1886)
La esperanza es esa cosa con plumas
que se posa en el alma,
que entona su melodía sin palabras,
y nunca se detiene ante nada.
Más dulce suena en el vendaval;
y atroz deberá ser la tormenta
que pueda abatir a ese delicado pájaro
que a tantos mantuvo abrigados.
La he escuchado en la tierra más fría
y en el más extraño de los mares;
mas nunca, en la inclemencia,
me ha pedido una sola migaja.
Periodismo de rodillas
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Por Zoé Valdés. ¿Es este el tipo de periodismo que se merecen los
españoles? ¿Un periodismo arrodillado ante un extremista de izquierdas?
Desde luego que...
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