BALOMPIÉ, EL DEPORTE DEL DIABLO
Por Andrés Pascual Leí en Pasión Magazine, escrito por su director y brillante cronista Fernando Vilá, un documentado artículo sobr...
http://www.disidentedigital.com/2014/06/balompie-el-deporte-del-diablo.html
Por Andrés Pascual
Leí en Pasión Magazine, escrito por su director y brillante
cronista Fernando Vilá, un documentado artículo sobre el mundial de
balompié que se celebrará en breve en Brasil.
Resulta que, según investigación del comentarista, la ausencia por lesiones superará cualquier cálculo prudente, es una epidemia como no se vio nunca, por lo menos en las antiguas Copas Jules Rimet desde 1950, o en todas las recientes como Copa Mundial; el detalle incisivo es que casi todos los lesionados son estrellas o jugadores determinantes de la selección a que pertenecen...
Este
inicio del evento de balompié se parece mucho a la catastrófica
situación de las Grandes Ligas, donde cada circuito rompe
hostilidades con tantos lesionados como no tuvo el hospital suizo de
la Cruz Roja durante los años de la 2da Guerra Mundial.
El
deporte “de multitudes” establece una relación rara con su
fanático: al apasionado del soccer no le importa la corrupción en
espiral que tiene a este deporte como uno de los más bajos del
mundo, quizás el que más, por su perfil moral y el elevado índice
de violencia que genera.
Posiblemente
ni conozca los escándalos rutinarios en casi todos los países por
situaciones de manejo fraudulento de finanzas, mal pago a jugadores,
atrasos en los pagos, arreglos de juegos y hasta de campeonatos. En
igual medida que goza de la popularidad más absoluta por el fanático
más ciego y menos interesado en que le roben quienes “componen en
oficinas de mafiosos”.
Imagine
que usted sigue al Fiorentina con el corazón, mientras, los
jugadores están haciendo todo lo posible por perder, apoyados por
árbitros y ejecutivos del club y de la liga, pero no es solo este
club italiano, en el Calcio se han vendido tantos jugadores,
oficiales y clubes que parecen los Industriales de la pelota
castrista.
No
pasa un día sin que se informe de alguna situación grave en el
capítulo decencia o transparencia. Esta Copa estaba enfrentando un
huracán, pero, como son propiedad de la mafia, desde la FIFA a las
Superligas de Europa más todo el andamiaje balompédico en cualquier
lado, han logrado callar (pagar) la prensa para que griten después,
si los dejan.
Durante
una conferencia de prensa previa al mundial del 2006, el Kaiser
Beckenbauer declaró que “veo a dos clubes europeos en la final”,
cuando los mejores eran, por pronóstico e individualidades, Brasil y
Argentina...y estuvieron dos del vetusto continente discutiendo el
premio.
Desde
el 2009 he pensado que la FIFA tiene un compromiso con las ligas
europeas, que son las que mantienen viva esa desprestigiada
organización de ladrones y corruptos, consistente en asegurar que
cada país de los que celebra campeonatos de importancia o
superligas, tenga por lo menos una copa a su haber. Para ratificar lo
que digo y lo escribí previo al evento del 2010, compraron todos los
avíos que necesitaban para facilitarle las cosas a España y la
“furia roja” ganó.
¿Qué
país de renombre en Europa Occidental no ha ganado aún? Holanda,
que ha sido subcampeón, que ha producido a muchos de los mejores
jugadores de los últimos 40 años, pero, que, como liga, no es
atractiva y quizás haya que ponerla en el firmamento de nuevo, digo,
¡Uno nunca sabe!
Los
“naranjas” jamás son favoritos, sus jugadores, desde el 2000, no
hacen titulares individuales, pero han discutido el primer lugar y
han cedido, porque, los mandamases del deporte, han tenido a otro en
mente. A Argentina le prepararon la Copa del 78 afectando a Brasil en
el juego en que compraron a Perú.
El
balompié no puede compararase con el beisbol, porque la FIFA es
conceptualmente diferente al BEISBOL ORGANIZADO: aquella es una
agrupación de países, mientras la MLB es una institución nacional,
que celebra lo que se conoce como Serie Mundial, porque inventaron
este deporte y quieren llamarla así; además, porque, en este
deporte, ninguna otra competencia puede igualarla en clase ni en
participación por países, representados con lo mejor de cada uno
entre los equipos de la Nacional y la Americana.
El
que ofenda con epítetos raciales a un jugador negro desde una grada
de cualquier estadio americano, no solo de beisbol, o a un chino o a
un hispano, tiene asegurada una acusación relacionada con el odio
racial; sin embargo, en Europa, incluyo la Copa Mundial, nadie puede
intervenir contra “la libertad de sentimientos”, cada día peor y
más peligrosa en la práctica.
El
balompié tiene categoría bárbara en su influencia, por eso existen
los grupos de abusadores delincuentes como los BARRAS BRAVAS o los
HOOLIGANS; el estado de violencia que exudan lo trasladan a más del
60 % del fanatico que no pertenece a esas organizaciones criminales,
que no necesitan serlo para matar a otro fanático, a un árbitro o
hasta a un jugador, incluso incendiar un estadio o crear el pánico
general que pueda ocasionar, virtualmente, tragedias de indescriptible
magnitud en el cobro de vidas; es, sencillamente, el caos
socio-político, contra el que no hacen nada los partidos de
gobierno para erradicarlo, tal vez ni quieran o ni puedan.
Ningún
gesto antisocial como los que mencioné puede ejecutarse en el
beisbol americano, hay leyes para proteger todo lo que sea
susceptible al ataque fanático desde cualquier posición.
Cuando
8 jugadores del Chicago Medias Blancas arreglaron la Serie Mundial
de 1919, fueron absueltos en el juicio civil, pero el beisbol nombró
Comisionado a un juez recto en la vida real, Kennsesaw "Mountains
"Landis, que se encargó de expulsar para siempre del juego a los
delincuentes, sentando dos precedentes: no habría mano blanda nunca
contra los arreglos en ningún nivel y el elemento que fuera
suspendido debería ser restituido por el propio Comisionado que lo
suspendió.
Por
eso ha tenido problemas Pete Rose para que lo limpien bajo petición
de muchos fanáticos, porque Giamatti ya no está entre nosotros.
Durante los 40´s, un dueño de club fue obligado a vender y jamás
pudo relacionarse otra vez con el juego.
El
beisbol lo cuidan aquí hasta con la presencia de un
congresista-supervisor desde los 20's, porque es de indudable
influencia en la niñez americana, que lo cita como segunda opción
después de presidente, a la pregunta ¿Qué quiere ser cuando
crezca?
El
fanático estadounidense del beisbol nunca volvería a tener en el
lugar que tiene al pasatiempo nacional, ni este podría influir en la
sociedad como hace, conociendo que jugadores que arreglan juegos,
clubes que ceden por intereses y directivas que lo preparan, se
mantienen después de ser descubiertos y sancionados a solo meses de
inactividad por tamaña violación de la moral pública y deportiva.
La
FIFA, porque es una estructura de países, no puede tomar medidas
contra las federaciones nacionales, que hacen lo que les da la gana y
mantienen al organismo, desde levantarle la suspensión por arreglar
juegos a Paolo Rossi para que jugara en la Copa de 1982, hasta
restituir a casi todo el mundo y quitarle los castigos a los clubes
que, en la italiana, implicó a más de 150 personas y 5 clubes en
entregas por dinero y otros regalos caros como Ferraris o Patek.
También
habría que analizar cuánto necesitaría un gángster para comprar
un solo pelotero que arregle un juego de calendario o de Serie
Mundial, donde el jugador banco de primer año, que mira y no juega,
gana más de medio millón por campaña.
Si
algo es preocupante en el balompié, es observar cómo legiones de
fanáticos “hinchan” por clubes que, posiblemente, ya se decidió
en instancias ajenas al terreno que no ganarían. Esto es una
aberración que, al modo mío de verlo, no tiene solución: es lo
mismo que regalarle 100 dólares a un ladrón que le sacó la cartera
de un bolsillo.
A
fin de cuentas, la pasión corrupta que genera el balompié es
contagiosa, la honestidad del fanático para tratar de arreglar los
problemas delincuentes del deporte multitud no aparece por ningún
lado y, si NO TIENE SOLUCIÓN, es porque la receta incluiría
abandonar las gradas.
¡Ah!, se me olvidaba: ¡EL DÍA QUE LA MAFIA RUSA QUIERA...!