Espionage Act , la ambigua ley que puede hacer caer a Trump.

Por Carlos Carballido 

Casi siempre la explicación más sencilla es la verdadera. Y en el caso del expresidente Trump, que aspira a  un  segundo mandato, el único recurso que los demócratas tienen a la mano,  es levantarle supuestos cargos de violación de la Ley de Espionaje de 1917.  

Probaron de todo, culparlo desde pagos indebidos a una prostituta ( antiguo oficio nombrado ahora actriz porno) hasta irregularidades en sus declaraciones de impuestos. 

Al no tener éxito, la oposición política demócrata -que ha secuestrado todas las instituciones federales de Estados Unidos- subió la parada para endilgarle una treintena de cargos que derivan casi todos en una de las leyes más obsoletas de EEUU.  Y se le acusa de lo mismo que han hecho sus predecesores y contrincantes pero sin ninguna consecuencia. 

Desde sus inicios, bajo la presidencia de Woodrow Wilson, la Espionage Act, por su nombre en inglés , se ha utilizado como arma política contra los disidentes estadounidenses. Es tan ambigua para un entorno actual donde la información fluye libremente por internet que cualquier político en el poder puede hacer uso de ella para aniquilar a un opositor, tal y como parece ser que el Partido Demócrata y sus amigos los RINOs quieren hacer con Trump que, guste o pese,  mantiene casi inamovible el apoyo de su base electoral.

Bajo la Ley de Espionaje  se han cometido todo tipo de abusos que traspasan la aplicación de la Justicia para culpar a una persona o profesional cuya información puede ser util o beneficiosa para el “ Nosotros el Pueblo” . 

Uno de los principales problemas de esa ley es que NO distingue entre espías reales (personas que entregan o venden secretos de estado a una potencia extranjera) y aquellos que buscan informar al pueblo estadounidense sobre los excesos y abusos de su gobierno. En este sentido, la ley es un arma cargada contra el periodismo moderno o contra expresidentes como Trump que han querido un cambio mejor para los estadounidenses. 

La aplicación de esta Ley a Trump surge principalmente por la posesión de documentos supuestamente clasificados en su residencia de West Palm Beach, Florida, donde por primera vez en la historia el FBI allana la casa de un expresidente. 

Sin embargo, la posesión de esos documentos en casa de exmandatarias y contrincantes políticos es muy común y desde Obama hasta Biden han incurrido en ese error. La justificación de por que Trump si y los otros no, es cuando menos irrespetuosa porque alegan que los documentos en manos de los dos demócratas no comprometen la seguridad nacional como supuestamente sí ocurre con Trump. 

Tampoco su contrincante política, Hillary Clinton, fue motivo de juicio por tener servidores privados en su casa y enviar desde ellos emails con información clasificada y comprometedora para la Seguridad Nacional. Incluso, a diferencia de Trump, la ex secretaria de estado procedió a destruir las evidencias como haría cualquier agente de inteligencia entrenado. Sin embargo todo esto pasó por alto. 

La aplicación de la Ley de Espionaje al expresidente MAGA es vista como una cacería de brujas a pocos meses de las venideras elecciones en las que las probabilidades de Biden a la reelección son cada vez menores.  Una buena parte de analistas políticos y especialistas en jurisprudencia así lo ven. Y lo peor, afirman es que de esta Ley es muy difícil salir ileso. 

Para ponerlo en contexto. Entre los acusados de delitos en virtud de la Ley se encuentran el congresista socialista austriaco-estadounidense y editor de periódico Victor L. Berger , el líder sindical y cinco veces candidato del Partido Socialista de América , Eugene V. Debs , los anarquistas Emma Goldman y Alexander Berkman , ex Watch Tower Bible. & Tract Society Joseph Franklin Rutherford , los comunistas Julius y Ethel Rosenberg , el denunciante de los Papeles del Pentágono Daniel Ellsberg , el denunciante de Cablegate Chelsea Manning , fundador de WikiLeaks Julian Assange , el empleado de la Agencia de Inteligencia de Defensa , Henry Kyle Frese , y el denunciante contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Edward Snowden. 

Trump sería el primer expresidente en ser alcanzado por esa Ley que ofrece muy poco margen de defensa legal debido al modo ambiguo que está redactada y que cualquier representación legal para ese cargo se considera entre las mas costosas pudiendo llegar a mas de 3 millones de dólares.  

El otro gran problema de esta Ley es que los acusados no pueden usar el término "denunciante", mencionar la Primera Enmienda , plantear el problema de la clasificación excesiva de documentos o explicar los motivos de sus acciones. En resumen, la condena es casi de un 100 por ciento. 

¿Qué sucederá con Trump? no sabemos. Lo cierto es que los Demócratas abiertamente han demostrado ser implacables con sus opositores políticos. No se esconden y llevan a un expresidente al matadero. 

Trump debió ser más cuidadoso con un partido que opera de manera gansteril y a modo de tiranía. Suficientes argumentos para que la población haga uso de su Segunda Enmienda porque estamos en presencia de un gobierno absolutamente tiránico que sin mancharse las manos de sangre utiliza recursos legales para deshacerse de opositores políticos tan populares y seguidos que pueden frenar los intereses de la agenda demócrata. 

Si la Ley de Espionaje llegó a Trump, ninguno de quienes nos oponemos al rumbo que está tomando América y sus políticos estaremos seguros. Trump es millonario y puede al menos enfrentarse a un juicio. Para el resto de los americanos patriotas y conservadores ¿qué nos queda?